¿Sientes ganas de orinar con mucha frecuencia? ¿Vas más de siete veces al baño? Y por la noche, ¿también vas? ¿No te da tiempo de llegar al baño o tienes una necesidad imperiosa de orinar? Quizá si la respuesta a todas estas preguntas ha sido afirmativa, tu problema pueda ser el síndrome de la vejiga hiperactiva.
Este síndrome afecta tanto al sexo femenino como al masculino y su prevalencia en España es de más del 10%, y aumenta con la edad. Al ser un problema que afecta a un porcentaje tan grande de la población, se hace necesario conocerla y saber qué posibilidades de tratamiento tiene.
Vejiga ¿cómo funciona?
La vejiga es un órgano hueco con forma de globo que se encuentra situado en la pelvis. Las paredes están formadas por fibras musculares lisas que forman el músculo detrusor. La vejiga recibe la orina desde los riñones a través de los uréteres, la almacena y la expulsa al exterior por la uretra. Su función es el almacenado de la orina.
La uretra tiene dos esfínteres que se encargan de asegurar la continencia.
- Esfínter interno. Formado por las mismas fibras que el detrusor.
- Esfínter externo. Formado por fibras musculares estriadas. Es un músculo voluntario.
Los músculos del suelo pélvico también tienen su función en la continencia, realizando la función de sostén de la vejiga y la uretra.
¿Cómo se produce la micción?
- Fase de llenado. El músculo detrusor se encuentra relajado para que la orina pueda llenar la vejiga y almacenarla en su interior.
- Fase de vaciado. Cuando la vejiga está llena, la estimulación de los receptores de presión de la vejiga, mandan la señal al cerebro para ir a orinar. El músculo detrusor se contrae y los esfínteres se relajan dejando que salga la orina a través de la uretra.
¿Qué es la vejiga hiperactiva?
La vejiga hiperactiva se define según la Sociedad Internacional de Continencia como: “Urgencia urinaria, usualmente acompañada por frecuencia miccional y nocturia, con o sin incontinencia urinaria de urgencia, en la ausencia de infección de las vías urinarias u otra patología obvia”.
Las personas que presentan este síndrome tienen un problema en la fase de llenado de la vejiga. Durante esta fase se producen contracciones involuntarias del músculo detrusor que generan ganas de ir al baño rápidamente.
Síndrome de la Vejiga Hiperactiva: Signos y síntomas
- Frecuencia miccional aumentada y tiempo entre micciones acortado (incluso cada menos de dos horas). Lo normal es miccionar unas 7 veces al día según la Asociación Española de Urología.
- Nocturia. Necesidad de orinar por la noche. Levantarse dos o más veces por la noche puede provocar problemas de sueño.
- Urgencia miccional. Deseo imperioso de orinar que aparece de forma súbita y difícil de aguantar.
- Escapes de orina. No siempre que el síndrome está presente hay una incontinencia urinaria asociada.
Por todo ello, el síndrome de vejiga hiperactiva genera un gran impacto en la calidad de vida de quien lo sufre, teniendo que modificar hábitos y rutinas para no tener pérdidas de orina. Estos cambios pueden ser desde disminuir la ingesta de líquidos, tener localizado siempre un aseo y usar absorbentes como compresas, hasta reducir la actividad social y evitar ciertas actividades.
El sentimiento de vergüenza y la baja autoestima es muy frecuente en estos pacientes. También el sueño puede verse alterado y esto generar problemas de salud mental como la depresión.
Vejiga Hiperactiva: Origen.
- En la mayoría de los casos, se desconoce la causa y se denomina Vejiga Hiperactiva Idiopática.
- Neurológico. Es frecuente en enfermedades como la Esclerosis Múltiple o el Parkinson.
- Vesical. Tumores, prolapso de órganos pélvicos, infecciones, obstrucción del tracto urinario…
Tratamiento
- Cambios en los hábitos del día a día.
- Eliminar la ingesta de bebidas excitantes (café, té, alcohol, zumos cítricos…)
- Entrenar la vejiga para conseguir retrasar el vaciado y una buena continencia (si es que no la hay).
- Diario miccional. Se registra durante varios días el número de micciones y la cantidad de líquidos ingerida para ver cual es el patrón miccional y poder establecer un buen plan de tratamiento.
- Entrenamiento de la musculatura de suelo pélvico. Ya sabemos que ayuda en la función de continencia y hace de sostén para la vejiga y la uretra, por lo que será fundamental mantenerlo con el tono adecuado.
- Neuromodulación del tibial posterior. Se trata de una técnica que aplicamos los fisioterapeutas en la consulta, y que el paciente puede realizar también en su domicilio. Os cuento más sobre ella a continuación.
Neuromodulación del tibial posterior como tratamiento de la vejiga hiperactiva.
La técnica consiste en modular de forma indirecta el suelo pélvico a través del plexo sacro para modificar la función motora y sensitiva. El objetivo es llegar al centro de la micción y provocar una inhibición del músculo detrusor (aquel que se contrae involuntariamente). El nervio tibial posterior tiene origen en las raíces S2-S4.
La neuromodulación puede realizarse con un electrodo y una aguja o con dos electrodos, es muy poco invasiva.
El uso de esta técnica tiene una gran evidencia científica y unas tasas de éxito en el tratamiento de vejiga hiperactiva de más del 50%. Por ello, desde hace años, desde asociaciones como la American Urological Association o la Asociación Europea de Urología, se recomienda el uso de esta técnica como parte del tratamiento.
La neuromodulación del tibial, está contraindicada en pacientes con marcapasos, embarazadas, niños y personas con epilepsia o con tratamiento anticoagulante.
Actualmente, esta técnica no solo se utiliza en personas con vejiga hiperactiva, también se usa en patologías como la incontinencia urinaria o fecal, el dolor pélvico, la dispareunia o el estreñimiento.
Es un tratamiento que mejora la calidad de vida del paciente, es poco invasivo y fácil de realizar. ¡Todo ventajas!
Otros tratamientos.
Además del tratamiento que ofrece la fisioterapia, el tratamiento psicológico es fundamental en este tipo de pacientes. Por ejemplo, las técnicas de relajación son una ayuda maravillosa para mejorar el cuadro clínico.
También existe tratamiento farmacológico que trata de inhibir las contracciones involuntarias del músculo detrusor. Y en ocasiones, se hacen infiltraciones de toxina botulínica o ampliación vesical.
¡Y hasta aquí la vejiga hiperactiva y su tratamiento! Espero que os haya sido útil el post de hoy. Y que, si es tu caso, o el de alguna persona cercana a ti, no dudéis en buscar ayuda. Ve a un/a fisioterapeuta especializado/a en suelo pélvico, te va a ayudar y vas a mejorar.
¡Muchas gracias por leer!